La mayoría de las personas que acuden a este despacho, comienzan la consulta preguntándote, que es mejor, separarse o divorciarse? y es que hoy en día sigue habiendo muchas dudas sobre ambos conceptos.
Por ello intentaremos clarificar cada uno de ellos.
SEPARACIÓN
Una separación comienza con una crisis de un matrimonio.
Mediante la separación cesa la convivencia de la pareja, y con ello muchas de las obligaciones que ello comporta, como la obligación de fidelidad entre otras pero ello no significa que puedas contraer matrimonio con otra, ya que para ello deberás estar divorciado antes.
DIVORCIO
La consecuencia directa de un divorcio es la disolución del vinculo matrimonial , es decir , desde el momento que es efectivo el divorcio dejan de existir obligaciones de los que hasta ese momento eran cónyuges. . Únicamente subsistirán las obligaciones reguladas en la sentencia de divorcio o bien en un convenio regulador (siempre que el mismo esté homologado judicialmente).
Con la separación, el vinculo matrimonial sigue existiendo,, lo cual implica que la reconciliación será muy sencilla, ya que en el registro civil se sigue constando que se está casado con otra persona. Para ello bastará con comunicarla al Juzgado, de manera separada por ambos cónyuges y los efectos jurídicos de la separación judicial desaparecen, y se reanuda el matrimonio con todos sus derechos, deberes y obligaciones que a causa de la separación habían quedado en suspenso.
En cambio, en el divorcio, al desaparecer el vínculo matrimonial, si quienes fueron cónyuges deseasen vivir maritalmente con arreglo a Derecho, deberán contraer nuevo matrimonio, pues el que existió hasta el divorcio habrá desaparecido del mundo jurídico con ese acto. En este caso no hay nada que reactivar, porque el matrimonio esta ya terminado, no quedo en suspenso como en la separación
Si lo que desea alguno de quienes fueron cónyuges es contraer nuevo matrimonio con terceras personas podrá hacerlo con plena libertad, pues una de las consecuencias del divorcio es, precisamente, que se recupera la libertad matrimonial.
Así, pues, la separación y el divorcio son dos formas de crisis matrimoniales entre las que existen evidentes semejanzas y diferencias por lo que, en cada caso, los afectados deberán optar por una u otra, en función de sus circunstancias.
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